No necesita mantenimiento. Gracias a los colores endurecedores le dan una gran resistencia al desgaste y las lacas acrílicas sella el hormigón completamente, esto evita que crezcan mohos y diferentes manchas de aceites y ácidos.

Por otra parte, su limpieza es sencilla. Solo se necesita agua a presión y resellarlo con laca acrílica ocasionalmente. La frecuencia del sellado depende del uso que se le dé, pero normalmente se debe hacer entre 3 0 4 años.