El espesor recomendado para un pavimento de hormigón impreso puede variar dependiendo de varios factores, como el tipo de tráfico que soportará, el terreno y las condiciones climáticas. Por lo general, para áreas residenciales o de tráfico ligero, un espesor de 10 a 15 centímetros (4 a 6 pulgadas) es común.

En cuanto a mejorar la resistencia a la flexotracción, se pueden agregar materiales o aditivos específicos al hormigón para fortalecerlo. Algunas opciones comunes incluyen:

Fibras de refuerzo: Pueden ser fibras metálicas, de vidrio, de polipropileno, entre otras. Estas fibras se mezclan con el hormigón para aumentar su resistencia a la tracción y mejorar su durabilidad frente a las grietas.

Aditivos modificadores de la mezcla: Algunos aditivos, como los superplastificantes o los aditivos reductores de agua, pueden mejorar las propiedades del hormigón, incluida su resistencia a la tracción.

Mallas o armaduras de refuerzo: En algunos casos, se puede agregar una armadura de refuerzo, como mallas metálicas, para aumentar la resistencia a la flexión del pavimento.

La combinación adecuada de estos materiales y aditivos dependerá de las necesidades específicas del proyecto y las condiciones del lugar. Es crucial consultar con un ingeniero civil o un profesional en pavimentación para determinar la mejor mezcla y los materiales adecuados que garanticen la resistencia requerida para la flexotracción en el pavimento de hormigón impreso.